Si bien las características estructurales del cartón corrugado parecen no haberse modificado radicalmente en el tiempo, sus aplicaciones sí se han diversificado, convirtiéndose en uno de los principales materiales y formas de embalaje utilizado para el transporte de productos.
Por otra parte, es interesante observar que el diseño de las unidades de cartón corrugado está eliminando todas las superficies posibles, aprovechando al máximo las características estructurales de este material, basadas en la onda y paredes, así como en el diseño mismo de cada parte o pieza que conforma la caja.
La tendencia es reducir al máximo la cantidad de cartón empleado, logrando, por una parte, aportar a las exigencias medioambientales en cuanto a reducción de emisiones de carbono y, por otra, a la optimización de costos. Ello, sin afectar la resistencia necesaria para que la carga no sufra daños durante la distribución y transporte, aun sometida a las pruebas de calidad, de modo de cumplir con las normas y pruebas de calidad.
En cuanto a la fruta envasada en cajas de cartón corrugado, el rol del embalaje es más complejo, debido a que su transporte se realiza generalmente bajo condiciones de temperatura y humedad que debilitan la estructura del cartón corrugado por estar constituido de fibra de celulosa que absorbe el agua.
El control de los tipos de cartón corrugado, la estructura y el diseño de la caja, se determinan bajo estrictos parámetros que aseguran que bajo estándares preestablecidos y probados, el comportamiento de la carga sea óptima y asegure la protección y calidad de la fruta, destinada a exigentes mercados, no sólo en cuanto a evitar lesiones o daños físicos, sino también la proliferación de factores como hongos u otros que merman la calidad de la fruta.
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